Un altar es una propuesta que le hago a mi vida, una declaración de intenciones, un darme permiso para soñar y materializar lo soñado. Un altar tiene poder porque somos seres simbólicos y empleamos dichos símbolos para movernos en la realidad.
El altar es un espacio sagrado, sencillo, podría ser cambiante, donde hablo con la vida y con mi existencia. Los objetos de un altar me recuerdan lo que soy y a lo que aspiro.
En un altar puedo dar las gracias por lo que tengo. ¡Manos a la obra para reconocer lo conquistado y saberte afortunado por disfrutarlo!Cuando miro mi altar sonrío serenamente, sabiendo que voy siendo lo que quiero ser y voy yendo donde quiero ir…
¡Busca un espacio en tu hogar para parir un altar! Pregúntate qué deseas en este 2014 y elige objetos que representen esos deseos. Si no los encuentras en casa, ve a por ellos. Seguro que aparecen en la tiendita del barrio o en la cocina de tu amigo. ¿Dónde vas a ubicarlo? ¿Tendrá fotos?
Hay altares compartidos, como éste que aparece en las imágenes. También resulta bendita la experiencia de que tu hija y tú le cantéis a la vida al unísono.
Nos gusta mucho comer; es parte de nuestra alegría de vivir. Así que escogimos el maíz en un nido de barro moldeado y pintado por las manos sagradas de mi gorda. La hoja que abraza al nido estaba esperándonos con paciencia en la calle… El buzón de Correos-hucha está presente porque Laura dice que le gusta ahorrar y tener dinerito para comprar lo que necesite…
Procuramos no apegarnos al altar. Cada cierto tiempo nos preguntamos si queremos hacer algún cambio en él y siempre hay necesidad de movimiento. Si quieres, puedes compartir tu altar -o un pedacito de él- con nosotros. ¡Será inspirador!